top of page
Buscar

Una historia del misterio 7: un hombre con las manos vacías contempla a un pájaro

  • Foto del escritor: Javier Arriero
    Javier Arriero
  • 20 ago
  • 4 Min. de lectura
ree

Esta historia la protagoniza de nuevo un hombre solo. Y esta vez está solo en todos los sentidos. No hay gigantes tras él. Newton dispuso de una sofisticada herramienta heredada de sus antecesores, las matemáticas. Este hombre tiene las manos vacías. Pero es capaz de ver aquello que los miles de millones de seres humanos que han recorrido la tierra antes que él no han visto, aunque lo tuvieran delante de sus ojos; aunque para descubrirlo les hubiera bastado con observar con la suficiente atención. En este sentido, es un hombre prodigioso.

Este hombre observa con detenimiento a un pequeño pájaro. Un pinzón. Un hombre mira a un pájaro. Veinte años después, la idea de Dios vigente durante miles de años se tambalea.


En 1831, Charles Darwin, con veintidós años, se embarca en el Beagle, un pequeño bergantín que se dispone a recorrer el mundo estudiando la flora y la fauna que encuentre en su trayecto. Darwin viaja en calidad de naturalista, y observa. Las islas Galápagos parecen un vestigio del paraíso. Allí los animales no conocen el temor. Y no lo conocen porque no tienen depredadores y apenas han tenido contacto con el ser humano. En cierto modo, Darwin, con sus manos desnudas en el paraíso, recuerda a Adán. Los animales no huyen en su presencia. Así que este hombre puede contemplarlos de un modo desnudo, como si fuera el único habitante de la tierra. Hay tortugas gigantes, iguanas marinas, en fin, animales muy extraños. Pero lo que le llama su atención es un detalle minúsculo. El pico de los pinzones. A pesar de que las islas que forman el archipiélago de las Galápagos están muy cerca unas de otras, los pinzones de las distintas islas tienen picos distintos. Y tienen picos distintos en función de aquello de que se alimentan. Por ejemplo, el pinzón que vive en los cactus tiene un pico capaz de perforar su tallo en busca de larvas. La forma del pico del pinzón que se alimenta en las ramas de los árboles es sutilmente distinta.


Cuando Darwin regresa de su largo viaje, vuelve con un idea. Es una idea que tarda mucho en madurar, quizá porque dentro de su cabeza esa nueva idea lucha contra la vieja y poderosa Gran Explicación del Génesis. Lee “Ensayo sobre la población”, de Thomas Robert Malthus. Malthus sostiene que el ser humano tiende a reproducirse hasta el límite de los recursos que lo mantienen vivo. Darwin piensa que lo que es válido para el ser humano es válido para los animales. Es el primer indicio de un gran salto; porque entonces, lo que es válido para los animales podría ser también válido para el ser humano. Ese es un pensamiento extraño que nadie ha tenido antes, porque el ser humano es distinto; ha recibido el soplo divino. Para comprender la esencia revolucionaria de ese gran salto, recurriré a un símil actual: es como si una máquina pudiera algún día equipararse a un ser humano.


Su idea sigue tomando forma, ordenándose, buscando sentido. Cuando constituye ya una narración duda en hacerla pública. Es una narración que se opone a la Gran Narración. Pero siente que es la verdad, y nadie puede resistirse a la verdad durante mucho tiempo. Finalmente, en 1859, se edita “El origen y la evolución de las especies”.

La narración podría resumirse así; todas las especies se reproducen de forma exponencial hasta el límite de los recursos. Así que, tarde o temprano, no hay recursos suficientes para todos.

Por otra parte, todas las especies heredan los rasgos de sus progenitores. Pero a veces se producen alteraciones fortuitas en esos rasgos. Aquellos que heredan unas alteraciones que suponen una mejor adaptación al entorno tienen un mejor acceso a los recursos. Por tanto, son los que más se reproducen. Y sus descendientes heredan sus rasgos. Así es como se forman, a partir de pequeñas variaciones y a lo largo de millones de años, las distintas especies. Incluido el ser humano.


“El origen y la evolución de las especies” puede reducirse a una frase: la supervivencia de los mejor adaptados. Esta frase, aunque no lo parezca, pertenece al género de la poesía, porque cada palabra está en su sitio y no puede sustituirse por otra sin alterar completamente su sentido; alterarlo de forma completa, y también trágica.

Una lectura errónea ha provocado que esta frase a veces se deforme, convirtiéndose en “la supervivencia de los más fuertes”. Mejor adaptados y más fuertes no son sinónimos. Un texto tan poderoso debe ser tratado con sumo cuidado, porque puede estallarnos entre las manos. Una manipulación de este verso puede causar que millones de seres humanos sean exterminados en un campo de concentración, por ejemplo.


El pinzón más grande, o más fuerte, no es quien tiene mayores posibilidades de sobrevivir. Sobrevive el pinzón que tiene el pico más adecuado para alimentarse. Un oso polar es más fuerte que una rata, pero el oso polar se encuentra en peligro de extinción. El más fuerte de los atletas es más débil que el más débil de los orangutanes. El animal al que nos gusta considerar como el más exitoso en la carrera de la evolución, menospreciando a las bacterias y a los insectos, es quizá el más indefenso de todos. No es el fuerte el que mejor sobrevive. Es el raro. El friki. Aquel que abandona el rebaño y encuentra su propia forma de hacer las cosas. La ventaja evolutiva está en la deformidad. La normalidad no existe. Aquello que llamamos normalidad no es más que la repetición de la anormalidad. Antes o después, la deformidad más adecuada se convierte en la más común. La primera jirafa era algo salido de una pesadilla que los chinos de la edad media paseaban con espantado asombro por las calles. Ahora la jirafa posee un extraño encanto perfectamente convencional. El terrible leviatán es una ballena. Nada menos, y nada más.

Podemos definir qué significa mejor adaptado, porque es un término variable que hay que contraponer a la realidad. Tendríamos problemas para definir qué significa más fuerte, porque es un término absoluto que puede habitar únicamente en el aparato cultural que habla dentro de nuestra cabeza. Darwin encontró la verdad, y la destiló en la exactitud de un verso.


CONTINUARÁ...

 
 
 

1 comentario

Obtuvo 0 de 5 estrellas.
Aún no hay calificaciones

Agrega una calificación
Susana Simancas
Susana Simancas
20 ago
Obtuvo 5 de 5 estrellas.

Qué maravilla y qué tema para un podcast; te lo robaré el dia que lo tenga ; ); y que dibujo o foto más chula. Como siempre a sus pies, esperando su siguiente novela. PD- totalmente de acuerdo, sobrevive el que mejor se adapta, no hay nada escrito en piedra

Me gusta
bottom of page