Deus ex, de Ferdia Lennon

Deux ex no es una novela histórica, es algo mejor: una novela histórica irónica que ejerce el presentismo con ganas.

Siracusa, siglo V a.c. Miles de prisioneros de guerra atenienses han sido encerrados en una cantera abandonada. Allí es más fácil vigilarlos. Además, la intención de las autoridades es que vayan muriendo de inanición en una lenta agonía. Esos mismos guerreros, implacables y orgullosos, se han presentado ante las puertas de Siracusa dispuestos a aniquilar a los siracusanos, y han matado a muchos de ellos antes de ser derrotados. Los atenienses les han negado la piedad. Los siracusanos tampoco van a concedérsela. No van a gastar recursos en mantenerlos con vida. Que agonicen lentamente bajo el sol implacable.

Gelón, un alfarero en paro que trata de mantener a raya la furia incontenible que arde en su interior desde su desgraciada infancia, y su mejor amigo Lampo, un pícaro contrahecho que ha arrastrado una vida aún peor que la de Gelón, que al menos es guapo, acuden cada día a la cantera con agua y queso para los prisioneros. Pero su afán no es altruista. Alimentan a aquellos que pueden recitar de memoria fragmentos de Eurípides. Los sufrientes atenienses los lanzan al mundo con dolor, rabia y sentimiento, como acordes de blues, como estrofas de rap. Y Gelón y Lampo, esos dos sufrientes, se ven reflejados en ellos, porque expresan lo que ellos no tienen palabras para expresar.

Cuando un golpe de suerte les permite hacerse con una pequeña fortuna, deciden ir más allá de sus fuerzas: van a producir una tragedia de Eurípides, decorado incluido. Y van a representarla dentro de la propia cantera, con actores atenienses. Puede que acudan en masa los siracusanos, puede que solo acudan algunos. Pero ellos dejarán de ser miserables desposeídos porque habrán logrado algo irrevocable y grandioso: representar una tragedia de Eurípides.

Y, a medida que desarrollan el montaje y se invisten de un sentido de dignidad del que carecían, emerge en ellos un sentimiento de compasión hacia los prisioneros.

Pero, ¿los versos de Eurípides lograrán que los siracusanos reconozcan a los atenienses como semejantes y se decidan a aliviar su sufrimiento? Cuando el coro canta las desdichas de los héroes, ese lamento brota de lo más profundo de su corazón, desde lo vivido. ¿Logrará su visible padecimiento sacudir la conciencia de los espectadores?

La respuesta es inesperada. Y está dentro del libro.

Deus ex, de Ferdia Lennon, editorial Impedimenta.