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Ulises es una obra acerca de la cual los sabios han arrojado muchas tinieblas. Vamos a tratar de despejarlas juntos.
Ulises es un libro que nos suscita muchas preguntas, como por ejemplo:
¿Por qué leer el Ulises de Joyce?
¿Por qué tiene fama de ser una obra imposible de leer?
¿Por qué es una de las obras más importantes de la literatura universal?
¿Por qué fue prohibido?
¿Por qué supuso un cambio de paradigma en el modo de entender la literatura?
¿Por qué fue tan influyente en la literatura posterior?
¿Cómo podemos leerlo, si es imposible de leer?
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Voy a tratar de contestar a todas estas preguntas, y alguna más.
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¿Por qué leer el Ulises de Joyce?
No es imprescindible leer el Ulises de Joyce, salvo que seas escritor, o quieras serlo. Puedes llevar una vida perfectamente funcional y no haber oído hablar del Ulises. Pero leerlo es una experiencia que enriquece. Mucho.
La vida es más ancha que larga. No podemos alargarla, pero siempre podemos ensancharla. Por eso leemos, para ensancharla. Y Ulises es una obra que la ensancha enormemente. Si no lees Ulises, tu vida va a ser más estrecha, aunque ni siquiera lo sepas. ¿Por qué?
Aquí van algunas razones por las que la lectura de Ulises va a ensanchar tu vida:
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1. Eleva lo cotidiano a extraordinario.
Cada día es en sí mismo una novela, y eso es lo que nos demuestra Joyce al captar un día normal con el suficiente detalle como para mostrarnos la epopeya que contiene. En Ulises no suceden grandes acontecimientos, pero los pequeños acontecimientos, observados con la suficiente atención, se convierten en significativos. La vida está en los detalles. Ulises te lleva a mirar la vida con otros ojos.
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2. Es subversivo.
El monólogo interior es un recurso literario que Joyce inventó y que permite representar la conciencia de los personajes. Es como estar dentro de otra cabeza, con todo lo revolucionario, bello, confuso y transgresor que eso resulta. Mediante el monólogo interior, Joyce derriba la mayor frontera de todas, la que existe entre lo que se puede y lo que no se puede decir. Y, al derribarla, rompe todos los tabús sociales.
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3. Influyó enormemente en la literatura posterior.
Hay un antes y un después de Ulises. La experimentación formal, el uso del monógolo interior, la concepción del lenguaje como protagonista de la obra literaria y la casi ausencia de trama que reflejan autores como Virginia Woolf, William Faulkner, Julio Cortázar, Camilo José Cela, Thomas Pynchon o David Foster Wallace beben de Ulises. De hecho, todos los autores posteriores a Ulises están en alguna medida influidos por esta titánica obra, aunque nunca la hayan leído. Porque Ulises es a la literatura lo que Picasso a la pintura. Entender Ulises permite comprender el arte contemporáneo. No es posible comprender el arte contemporáneo sin Ulises, porque es una pieza esencial de ese puzle.
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4. Tiene mucho sentido del humor y mucha ternura.
Ulises no es una obra solemne. Es una obra irreverente. Tiene mucho sentido del humor y mucha ternura. Aunque a menudo presente a la humanidad como ridícula y banal, arroja sobre ella una mirada compasiva y comprensiva, sin juicios morales. Y además representa el deseo femenino como nunca antes nadie se había atrevido a hacerlo.
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5. Resulta increíblemente moderna.
Fue publicada en 1922, pero cuando la leemos, tenemos la sensación de que hubiera sido escrita ayer, por lo actual que parece. De hecho, al leerla tenemos la sensación de que mucha de la literatura actual suena viejísima y apolillada. La sensación que transmite Ulises es la de vanguardia absoluta.
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6. Es un desafío intelectual (y eso también puede ser placentero)
Es una obra exigente para el lector. No porque sea difícil de leer, que no lo es, sino porque requiere leer de otro modo. Ulises te obliga a dejar a un lado tus prejuicios y aceptar lo que propone en cada capítulo, por loco que sea, para poder apreciar plenamente su riqueza. Es, también, una obra extensa. Pero el esfuerzo que exige al lector lo recompensa con creces. Cuando concluyes Ulises sientes que ese largo viaje ha merecido tu esfuerzo. Probablemente, no volverás a mirar el mundo de la misma manera, porque te revela nuevos ángulos de la realidad.
¿Y si no lo terminas?
No pasa nada. No es una penitencia. Incluso leer algunos capítulos (como el monólogo de Molly Bloom) ya te da mucho. Puedes acercarte a Ulises como a una obra de arte compleja: a tu ritmo, con pausas, y sin culpa. No es una meta, es un viaje.
Ulises puede ser una obra desafiante, pero vas a disfrutarla más si:
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Te acompañas de una guía de lectura (como lo es el Manual irreverente que puedes descargarte en el sobre del inicio de la página).
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Lo tomas con calma, capítulo a capítulo. ¡No se trata de acabar, se trata de saborear!
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Aceptas que a veces no entenderás todo (¡y está bien! No hace falta entenderlo todo para disfrutarlo.
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